España se convirtió en un paraíso del automóvil
El Seat Ibiza no ha dicho su última palabra. El coche español más popular de los últimos treinta años llega en su nueva versión, todavía es pequeño, deportivo y funcional, pero ya está conectado con 5,4 millones de copias vendidas desde su lanzamiento en 1984, el día de mayor éxito comercial de la marca fundada en 1950 en Barcelona y adquirida en 1986 por el Grupo Volkswagen. Este logro está relacionado con la vitalidad renovada del sector del automóvil español, que volvió a surgir después de enfrentar algunas dificultades, convirtiéndose en el segundo mayor productor en Europa después de Alemania. Conoce algunos datos importantes sobre cómo España se convirtió en un paraíso del automóvil.
Las políticas aplicadas al sector de automóvil han atraído a más de 10 mil millones de inversiones desde 2011 y continúan viendo inflar su cartera de pedidos. Marcando una distancia con sus competidores franceses e italianos, al fijarse en el horizonte una producción 3 millones de vehículos este año. Antonio J. Cobo, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles (Anfac), expresó. «Llegamos a los niveles de producción que nunca hemos conocido», dice con entusiasmo, recordando que el sector representa el 10% del PIB.
El relanzamiento de la industria del automóvil se ha convertido en un símbolo de la recuperación de la economía española, después de cinco años de recesión. Esto fue posible en gran medida gracias a los esfuerzos de los sindicatos, que han aceptado tanto la moderación salarial y una mayor flexibilidad laboral, para permitir que las plantas y todos los proveedores de la red inviertan el mayor tiempo necesario, adaptándose a las necesidades de producción. «Pero siempre con la condición de que el esfuerzo de los empleados está motivado, en el frente, con nuevos esfuerzos de inversión e innovación para asegurar un futuro industrial para nuestras plantas«, insiste Laura del Ser, Director de la UGT en Renault.
La estrategia dio sus frutos; esta receta aplicada en la planta de Renault en Valladolid o PSA en Vigo, como VW en Barcelona, Valencia o Ford a Opel en Zaragoza, permitió el polo automovilístico español salir de la rutina y recuperar competitividad. También se las arregló para construir una nueva tarjeta de visita con sitios industriales avanzados, una red de proveedores y equipos eficientes y un sistema logístico fiable y rápido.